Después de acomodarme en la residencia y darme la ducha que más he necesitado en mucho tiempo. A la una del mediodía quedé con Carol y nos dimos una vuelta por el centro de Melbourne, ciudad con un montón de rascacielos (fotos próximamente). Estuvimos por Chinatown, por la zona del río Yarra, pasamos por varios parques (hay un pontón en esta ciudad) y visitamos la catedral católica de San Patricio (de estilo neogótico, con el techo de la naves de madera, muy chulo). Comimos en un restaurante chino, en el que yo me pedí unos noodles con pollo, lo más picante que he comido jamás (tal vez a excepción de un pimiento de padrón).
A la tarde volvimos a quedar, para tomar algo con unos chicos españoles que se quedan en mi residencia y también han venido a rotar en ORYGEN. Son Ignacio e Itziar, ambos residentes de psiquiatría. Nos fuimos al Queen Victoria Market, un mercado cerca de la residencia, en el que las tardes de los miércoles ponen puestos de bares y música en directo. Allí nos tomamos unas birras australianas, relativamente caras...
Allí se me planteron dos planes para el día siguiente:
1. Carol iba a coger un vuelo hacia Tasmania a las siete de la mañana del día siguiente.
2. Ignacio e Itziar habían alquilado un coche para el día siguiente para ir a visitar Phillip Island en el día.
Ambas opciones sonaban genial, y aunque ir a Tasmania era toda una oportunidad, teniendo en cuenta el cansancio (más de 24 horas sin dormir), el yet-lag, y el catarrazo que tenía, me decanté por la opción nº2, que comentaré con detalle en la próxima entrada.
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